RELATO BASADO EN HECHOS REALES EN “LAS VACACIONES ALTERNATIVAS EN GREDOS”.-

«Esta es la historia de una chica que apenas abría la boca. Ocurrió en un campamento de verano de vacaciones alternativas. Me imagino que te preguntarás ¿Qué importancia puede tener que alguien abra o no abra la boca? A simple vista no parece que sea algo relevante, lo sé.

Voy a llamar a esta chica Lucía, aunque no sea su verdadero nombre, ya que le prometí que no contaría nada. Espero que el utilizar un nombre diferente sea suficiente para mantener la promesa. Como mucho será, un secreto entre algunas personas, para que podamos aprender todos de las vivencias de otros. A Lucía ya la conocía. Hacía muchos años habíamos sido compañeras de colegio. Recuerdo que era bastante tímida.

Recuerdo que algunas niñas formaban un corro en los recreos y la llamaban gorda. Lucía, se alejaba a sentarse sola, se la veía a lo lejos mirando al suelo. Hasta que un día, un monitor se dio cuenta y salió en su defensa. Les cantó las cuarenta a las del corro, las cuales se calmaron por unos días. Recuerdo que el monitor además le dijo algo al oído a Lucía, me quedé con ganas de preguntarle qué le dijo, ya que ella se sonrió al escucharlo, como si le hubieran dado un caramelo. Al cabo de unos días, las del corro volvieron al ataque pero esta vez Lucía les replicó «Pues si yo soy gorda, vosotras sois unas fideos-paja. ¡Fideos!» y siguió a lo suyo.

Retomando el relato de las vacaciones, el conflicto se planteó desde la primera actividad de grupo, el primer día. Mientras que todo el mundo se reía con las bromas del instructor, Lucía apretaba mucho los labios, como había sido su costumbre durante mucho tiempo. Esto llamó la atención de Lorenzo, el instructor, el cual hizo la observación en voz alta de que Lucía no abría la boca ni para reírse. Y le preguntó cómo se llamaba, con el objetivo de ver qué ocurría con su boca. A Lucía, de repente, le dio tos. Era sorprendente ver cómo era capaz de toser sin abrir la boca, lo cual género un estallido de risas entre todos los asistentes. Lorenzo, en ese momento sentenció algo del estilo de «Bueno, tenemos una semana para que abras la boca”. Ese día solo asistimos diez a la actividad, pero es cierto que por lo que sea nos dio la risa tonta y contagiosa. Fue un auténtico cachondeo.

Pasaban los días y, la risa tonta y contagiosa, a veces se convertía en risa loca, a mandíbula batiente y sucesivos dolores abdominales, por no poder parar de reír. En consecutivas ocasiones, Lorenzo le preguntaba a Lucía cosas para intentar que abriese la boca. De alguna manera sorprendente, que aún todavía no me explico, ella conseguía contestar sin apenas abrir la boca. La situación se llego a convertir en algo esperpéntico.

Cuando nos veíamos, en las comidas y cenas, compartíamos las anécdotas de las actividades del día, en especial las de Lorenzo que eran muy populares. En ellas, sentados en círculo, hablábamos sobre resoluciones de conflictos en las relaciones personales y sobre que Lucía aún no abría la boca, como la razón sinfónica de la carcajada grupal del momento. Lucía, que tenía la gran resolución de ir a todas las actividades de grupo, pasara lo que pasara, seguía siendo tímida, y quería superarse a sí misma. Quizás este comportamiento era la evolución de aquella niña en el patio del colegio, que se negaba a irse cabizbaja a una esquina de nuevo. O quizás obtenía una atención que no había conseguido de otra forma. Lorenzo, a veces, nos iba preguntando de uno a uno y por turnos, «¿Cómo abres tú la boca? Enséñaselo a nuestra amiga Lucía».

Poco a poco, la timidez de Lucía fue cediendo y antes de que terminase la semana comenzó a hablar por los codos. En la fiesta de la última noche Lucía se puso a bailar, de una forma libre y muy bonita, bajo la luna que con su luz la envolvía y con nuestros aplausos. Resbalaban por sus mejillas lágrimas de emoción. Estaba muy claro que realmente no solo había conseguido abrir la boca sino que se había soltado la melena al viento. Al día siguiente, sus ojos brillaban y estaba contenta, con un aspecto electrizante y desconocido. Decía que le iba a dar un giro a su vida, que ya estaba harta. Todo el mundo se alegraba por ella y felicitaba a Lorenzo por haberlo hecho posible. La semana de vacaciones llegó a su fin y yo, como estaba a gusto, decidí quedarme otra semana. Ahí fue cuando comenzaron los problemas. Lucía, que ya se había ido, empezó a llamarnos todos los días y cada día más desesperada. Lorenzo no parecía afectado y apenas le contestaba. Cuando se levantaba él ya tenía varias llamadas registradas y al acostarse lo mismo. Y mensajes, muchísimos, y uno detrás de otro. Los pitidos de los mensajes que se escuchaban a todas horas, parecían una canción techno. Ella decía cosas como «Ahora que abrí la boca y he hecho cambios ¿Cómo sigo? » ó «Ya no sé quién soy. Sólo quiero ser feliz. Ayúdame» Pero, y esta es la paradoja de la historia, un día Lorenzo se desesperó y le dijo abruptamente » Lucía, ¿y tú porque no cierras la boca y te callas?»

Se hizo un gran silencio. Ni más mensajes, ni más llamadas. Se hizo evidente que el gran salto de Lucía había sido sin red y no podía contar con la persona que lo motivó. Lo sentí mucho por ella, que había confiado en Lorenzo y el grupo. Me hizo ver que hay cambios personales que necesitan apoyo y constancia. Y personalidades, como la de Lorenzo, que sólo quieren recoger ovaciones. Veía una dudosa ética en inducir un cambio y eludir responsabilidades. Todo esto me olía a madera quemada y del campamento me fui de forma silenciosa, un día antes de la fecha. No quería despedirme, tenía urgencia en visitar a Lucía

Alberto, se reía a mandíbula batiente de esta chica que al final pudo abrir la boca. Estaba deshecha y desestabiliza da después de las vacaciones y le llamaba al móvil para preguntarle a Alberto que podía hacer. Él le contestaba cuando podía y se reía a mandíbula batiente mientras que dormía conmigo a escondidas desde el segundo día de vacaciones. Entraba a mi habitación por la ventana en la noche para que nadie le viera y fuera secreto pero el pedía transparencia y sinceridad. Mentía sobre mí. En los grupos yo tenía la tensión de este secreto y la gente me lo notaba y me atacaba por diferentes motivos. El nunca revelaba nuestra relación. Son mucha situaciones… Tras esas mismas vacaciones quede con otra chica de esas vacaciones con la que también intentó verse a solas y a mí me decía que era la única. Ese tipo es lo contrario a un terapeuta. Parece tonto porque habla despacio y se aprovecha de que es feúcho y nadie puede entender que no tiene moral alguna en liarla parda con las emociones y la estabilidad de otras personas, se aprovecha de que la gente está traumatizada. Hay tantas historias que he visto y vivido en primera persona.

En un retiro con Alberto presionó tanto a un chico ante el grupo al cual se le veía inestable. No cejó de presionarle. El chico le hacía caso a todo y terminó teniendo que ser acompañado 24horas por alguien porque rozaba la locura. Salió de allí hacía un centro de salud mental. Uno de los asistentes que tenía un herbolario y compartía el alojamiento con él le cuidaba y gracias a esto parece que se recuperaba. Todo esto pasaba ante los ojos de todos, nadie intercedía.

Durante un retiro con Alberto le dije en repetidas ocasiones que tenía miedo de uno de los asistentes y me decía que me pusiera a meditar. Yo buscaba protección en él porque dormíamos juntos aunque nadie en el retiro lo sabía. Entre el miedo del asistente y la ansiedad de guardar el secreto me encontraba bástate inestable. El último día el hombre del que tenía miedo me atacó intentando entrar violentamente en mi habitación porque le dije que no quería darle un abrazo. Alberto sostenía que con mi forma de actuar atraía esta situación.

Me autoimpuse 2 días enteros de meditación antes de poder hablar con Alberto porque sentía una rabia y una injusticia inmensa y si la expresaba se consideraba que era una persona reactiva. No era capaz de cortar mi relación con Alberto porque estaba magnetizaba, tan sólo meses completamente destruida psicológica mente fui capaz de identificar lo que me había pasado y ponerle nombre, gracias a una amiga psicóloga que se pasó durante varias semanas horas y digo HORAS conmigo rescatando mi persona de un sumidero de mierda resultado de relacionarme con un abusador sin escrúpulos al que yo había idealizado y que se había aprovechado de las vulnerabilidades de mi persona para confirmar sus distorsiones de la realidad.

Un comentario sobre “RELATO BASADO EN HECHOS REALES EN “LAS VACACIONES ALTERNATIVAS EN GREDOS”.-

  1. Menos mal que ya no estás con el. Son capaces de comerte el cerebro. Yo tuve una relación con alguien de allí, entonces me enteraba de muchas cosas. Fuerzan las situaciones hasta el límite. Obligan a hacer juegos de seducción. Emplean el chisme y el espectáculo para desestabilizar emocionalmente a quien pillen por delante.
    Si hay tríos, infidelidades, rupturas… Bien! Y si no .. Las fabrican!
    Utilizan esas situaciones para hacer salas privadas de solo monitores y empieza el show del Sálvame de la conciencia.
    Las relaciones sentimentales les dan mucho juego porque es más fácil manipular a tu pareja que a un desconocido.
    Este tipo de relaciones fue lo que primero me hizo desconfiar de «mundo consciente» ya que yo pensaba: si son tan evolucionados, como es posible que estén todo el rato enrollándose unos con otros, hacer cosas como romper y al día siguiente comenzar otra relación? Los monitores abusan de su poder claramente para tener relaciones con chicas.
    Caes en la red pensando que tienes mucha suerte de poder estar con alguien tan «especial y consciente».
    Pedro fue acusado por varias chicas de abusar de ellas. Les proponía un masaje y luego las tocaba aprovechando su situación. Alberto ha entrado por más de una ventana.

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