Si no echaba la firma no salía de allí…

Llegué a Gredos al poco tiempo de separarme. Había unos días festivos y los niños se iban con su padre así que yo, que no quería quedarme en casa sola, empecé a buscar opciones para hacer una escapada. Así llegué a la página de “Vacaciones en Gredos” y de ahí, tras una llamada, acabé en el retiro de “Mundo Consciente”. El mundo yoga, meditación, etc. no me atraía demasiado, pero sí me apetecía naturaleza, distraerme y conocer gente…

Las primeras impresiones fueron muy buenas: el lugar, la comida, la gente… todo muy agradable. Por la tarde nos juntamos en la primera sala, donde la gente hablaba de sus problemas y yo pensé, “ah vale, que esto también va de curarnos mentalmente, pues perfecto” (no tenía ni idea de a lo que iba).

Una chica empezó a contar su historia y habló de la culpa, yo intervine con intención de hacerla sentir mejor y utilicé la palabra “patriarcado”, enseguida la monitora Ana se me echó encima diciendo que eso era ponerse excusas buscando culpables externos cuando en realidad la responsabilidad es personal. Así, que desde el primer momento entendí que era un sitio donde las ideas políticas no tenía cabida, pensé que era porque los grupos pueden ser muy diversos y se podrían generar conflictos. Lo acepté sin más, me pareció hasta razonable.

Después un chico empezó con su historia y dijo que era PAS (Persona con Alta Sensibilidad), a lo que la monitora le preguntó que por qué se ponía etiquetas. Yo también ahí quise intervenir diciendo que las etiquetas, o los diagnósticos, pueden ser necesarios para comprender qué le pasa a la persona y saber en qué dirección trabajar. También la monitora enseguida dijo que eran excusas para no enfrentar los problemas.

Bueno, estaba claro que había posturas que no compartía pero no le di mayor importancia. Simplemente pensé que era un sitio muy centrado en la “transformación personal” y que apretaban un poco a la gente para que reaccionaran y cogieran las riendas de sus vidas.

Después de que todo el grupo compartiera sus intimidades, una tarde estando en la sala con Ana, llegó el monitor Pedro, allí hicieron su teatrillo los dos. Él venía de estar de vacaciones en su tierra visitando a su familia y contaba su drama de vida mientras ella lo recibía tranquilizándolo y recordándole que ya estaba a salvo, en casa. Ahora era Ana la que se marchaba y Pedro sería nuestro nuevo monitor de sala.

Sin duda, no tenía la habilidad de Ana para manejar al grupo, me pareció más “torpe” y su sentimentalismo a veces un poco forzado. Aquello comenzó a chirriarme un poco, y por el camino fui descubriendo que no tenían formación en psicología ni nada parecido.

Una tarde empecé a escuchar comentar que por la noche iba a venir Alberto, todo el mundo allí tenía muchas ganas de verlo (menos yo que no sabía quién era). En ese momento me enteré de que era el fundador del proyecto y me llamó la atención que estuvieran tan emocionados por ver al jefe. Cuando estábamos esperando para entrar a cenar apareció por fin y se formó un corrillo a su alrededor, todas las personas presentes querían verle, saludarle, abrazarle, …

Ese día se suspendía la actividad de la noche y se reemplazaba por una conferencia de Alberto. Estábamos aun saliendo de la pandemia y la gente nueva que entrábamos y salíamos estábamos a parte sin poder relacionarnos con quienes estaban allí de forma más permanente, haciendo retiros largos. Sin embargo, esa noche, entramos todos en una sala grande (separados un grupo de otro) a escuchar a idolatrado Alberto.

Alberto subió al escenario y ante su público dijo “preguntadme lo que queráis” y en eso consistió la “conferencia”, en que la gente preguntaba y él les guiaba. Ahí pude observar cómo tenían a este hombre como su dios, su guía espiritual, su gurú,…

Observé mucho a las personas del otro grupo (las del retiro largo) y me pareció que muchas estaban como idas pero el colmo fue la intervención de un chico (podría tener 35-40 años) para quejarse de una injusticia que había sucedido por la tarde en el partido de cojines. Me pareció como un niño pequeño chivándose… Alberto enseguida le recriminó que fuera tan crítico y que siempre estuviera hablando de injusticias, le explicó de forma un poco agresiva que él no podía cambiar el mundo. Yo no daba crédito, y ahí mi cabeza hizo clic y pensé por primera vez en que aquello se parecía bastante a una secta.

Al día siguiente en la sala mostramos nuestras opiniones sobre la “conferencia” y yo, que al parecer iba a ser la única en sacar el pie del tiesto, comenté discretamente que me había dado un poco de pena ese chico y cómo le había respondido Alberto. El monitor Pedro más o menos me vino a decir que así no le haría ningún bien al compañero, porque sería apoyar su punto de vista y entonces él se haría fuerte en su postura y se quedaría en la queja y el inmovilismo.

Lo más fuerte y duro a nivel personal me tocó la última noche. Al día siguiente me iba y parece ser que tocaba ser la protagonista… Pedro se detuvo mucho en mí, insistiendo para sacar cosas de mi vida personal. Me intentaba empujar a que dejara a mis hijos más tiempo con su padre para yo poder pasar más tiempo en Gredos. Insinuaba que mi vida centrada en la crianza (mis hijos entonces sumaban 6 años entre los dos) no era vida, que necesitaba vivir: salir, divertirme, ligar, …

La cosa fue desvariando, me llegó a decir “lo que necesitas es un negro que te de mambo” (encima racista), a lo que luego añadió que mejor dos, otro para que me cuidara a los niños… También me preguntó si me arreglaba (allí iba siempre con ropa deportiva) y le pidió a mi compañera de habitación que me dejara un vestidito para que les hiciera un pase. El grupo sonreía y parecía estar de acuerdo mientras yo me sentía humillada. Ahí exploté, le contesté enfadada que ni de broma me iba a poner ningún vestido para exhibirme, que yo no era un objeto al que mirar, y que no me iba a disfrazar de otra persona.

Al día siguiente tenía previsto marchar después de comer pero tras ese episodio quise hacerlo después del desayuno. Pedro vino a mí, a pedirme que no me fuera con esa mala energía, a abrazarme y a embaucarme con sus palabras. Previamente ya le había comentado que tenía pensado ir en verano al programa de vacaciones de familias, así que me comentó que si lo reservaba al pasar por recepción antes de irme, me harían descuento. Así lo hice porque pensaba que “Vacaciones en Gredos” era un proyecto diferente aunque ambos fueran de la misma empresa.

Salí de allí muy confusa, sin entender muy bien qué había pasado allí dentro, preguntándome si aquello era o no una secta, si es que era yo la pieza que fallaba y no conseguía encajar en ningún sitio.

Pasaron unos meses, llegó el verano y con él las “Vacaciones en Gredos” en familia. El sitio era también una maravilla y el grupo estaba lleno de madres separadas como yo, todo pintaba bien pero casi recién aterrizada me crucé con la monitora Ana (no esperaba encontrarme con los mismos monitores) y ya sospeché que a lo mejor aquello no iba a ser tan diferente.

Efectivamente, por las tardes las criaturas estaban haciendo juegos con sus monitoras mientras las personas adultas entrábamos a sala a contarnos las miserias y llorar. Aquello distaba mucho de unas vacaciones en familia, es más bien menores por un lado y adultas por otro. Sentí mucha presión desde el principio para soltar a los niños, sin tiempo para que conocieran el lugar, la gente y se adaptaran un poco. La lectura de aquello era que yo no les dejaba, que estaban encantados y el problema era mío…

Esos días a Ana le dio por decirme que yo luchaba mucho, refiriéndose a que cuestionaba las cosas, y esa parecía ser la tara por la que para ella no me iban bien las relaciones con los hombres. Estaba empeñada en entrarme por ahí aunque yo le insistiera varias veces en que me sentía mucho mejor desde mi separación.

Una tarde estando en sala una chica comenzó a contar su historia, ella y sus hijos eran víctimas de violencia de género, psicológica y física, la chica vivía en pánico. A mí su historia me pareció durísima y se me caían las lágrimas escuchándola. Ana empezó a preguntarme que por qué lloraba, que por qué me removía tanto su historia, que qué me había pasado a mí, que cómo era la relación con mi ex, … ¿En serio? ¿no podía ser simplemente que me impactaba una historia tan dura? ¿había que hurgar a ver si encontrábamos algo de lo que yo ni fuese consciente?

El último día antes de irnos al pasar por recepción una monitora me pasó una hoja de firmas, era un escrito en defensa de Mundo Consciente negando que se tratara de una secta (parece que había salido algo en prensa). Cuando le dije que no quería firmar empezó a preguntarme si es que me habían tratado mal. En seguida llegó otro monitor (creo que su nombre era Alberto también) y empezó a hacerme un teatro y a ponerse dramático diciendo que ellos nos daban todo, que Gredos era su vida, etc. Al final, entendí que si no echaba la firma no salía de allí en toda la mañana, teníamos un viaje por delante así que firmé…

Nunca más he vuelto ni volveré. Salí de allí con una sensación horrible de haber sido engañada, de haberme encontrado algo muy distinto a lo que esperaba y de haber perdido tiempo de disfrute con mis hijos. Ahí sí, salí convencida de que aquello era una secta con todas las letras donde además intentan enganchar a las criaturas desde pequeñas.

Se aprovechan de las personas en sus momentos más vulnerables cuando acuden buscando tranquilidad, compañía, etc. Si llegas atraída por la publicidad engañosa de su web y dices que estás bien te convencerán de que si has llegado hasta allí es porque no lo estás, y hurgando siempre encontrarán un hilo del que tirar porque a nadie nos va perfecto en todo. Ojalá algún día les cierren el chiringuito y ese magnífico lugar pueda ser utilizado de forma ética para vacaciones de verdad.

Un comentario sobre “Si no echaba la firma no salía de allí…

  1. Lo has descrito muy bien. Cuando has contado lo que te dijo Pedro sobre no vivir tanto para tus hijos, y que necesitabas salir, ligar etc .. Casi podía visualizarlo. Pedro tiene tres hijas, y está absolutamente abducido por Alberto. Lo que el te dijo a ti es lo mismo que le decía Alberto a el, y lo que cree con convicción. El mensaje es que tus hijos estarán bien si tú estás bien, y tú estarás bien estando en Gredos. Pedro es una persona muy manipuladora, que no sabe cómo manejar su propia vida, por eso, necesita ese poder que le dan los que van a Gredos. Lo de tener que hacer pases y demostrar feminidad o cualquier otra cosa es muy común, y felicito tu valentía por negarte, ya que es muy difícil hacerlo cuando todo el mundo está entusiasmado con la idea.

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